Según Instituto Nacional de Salud Mental, entre el 2003 y 2014, el 20.7% de la población, mayor de 12 años, padece trastorno mental.

Hace sólo unos días, se estrenó en las salas de cine, una película que no sólo ha generado polémica por su fuerte contenido, sino también porque ha causado una gran alerta sobre la importancia de la salud mental y la discriminación que sufren los pacientes que la adolecen.

En el 2011 Provencher, & Keyes, publicó un artículo donde mencionan que la salud mental estable, es un factor protector frente al estrés y las dificultades de la vida, y que a su vez permiten reducir el riesgo de desarrollar problemas y enfermedades. 

Pensando en ello, podríamos decir que las tasas más altas de trastornos mentales se asocian con desventajas sociales, especialmente con bajos ingresos, educación limitada, estado ocupacional y la tensión financiera.

 La falta de apoyo social, la alta demanda o el bajo control del trabajo, el desempleo y la desigualdad de ingresos también se identifican como riesgos psicosociales que aumentan las posibilidades de una mala salud mental. 

 “Bajo la problemática antes mencionada, nace la necesidad de prestar atención a los problemas de salud mental ya que cada año estas alteraciones afectan a personas de menor edad, llevándolas en ocasiones hasta la muerte. En tal sentido el gobierno debe establecer políticas más específicas y multidisciplinarias con programas asistenciales y también preventivos, con el fin de hacerle frente al problema desde sus inicios  hasta sus consecuencias”, enfatizó el Dr. Walter Abanto, Coordinador de la Escuela de Psicología de la UCV Campus Piura.

Cabe resaltar que  según el Ministerio de Salud, durante el 2018 en el Perú,8, 669,497 personas padecen de al menos un trastorno mental en su vida. De igual manera 1, 923,560 personas de 12 años o mayores, padecen de trastorno depresivos en el último año y 253,100 de trastorno psicótico.