Si Virgilio Rodríguez Nache, uno de los fundadores del teatrín de la Dirección Desconcentrada de Cultura, viera las condiciones en que se encuentra actualmente este histórico escenario, seguramente se desmayaría de la impresión: butacas destrozadas –muchas sin posabrazos o sin respaldar–, partes oxidadas de los asientos, sillas arrumadas en la última fila, la alfombra rota y desgastada, baños clausurados, sillas que obstruyen el paso, instalaciones eléctricas expuestas en las paredes, falta de un adecuado sistema de iluminación; todo eso mezclado con suciedad y polvo. Como si eso fuera poco, la parte posterior del teatro se ha convertido –literalmente– en un depósito lleno de armarios oxidados, puertas destartaladas, pizarras, cartones y hasta un fardo de paja.


“Da un poquito de pena ver en qué situación se encuentra el teatro; está bastante descuidado, lo que son las butacas, el escenario, las luces, incluso las instalaciones eléctricas. También, lo que para nosotros es la trampa, está como un depósito”, confirma la directora encargada de la Escuela Superior de Arte Dramático Virgilio Rodríguez Nache (ESADT), Juana Vega Villoslado.

Sobre este último punto, enfatiza que esa área no debería ser destinada a ese uso, porque “quita la funcionalidad y la posibilidad de utilizarlo en lo que realmente es”.

No se invierte nada

Por su parte, el docente de la ESADT y director de Olmo Teatro, Marco Ledesma, sostiene que “es una pena que no se invierta absolutamente nada en la restauración o remodelación del teatro (de la Dirección de Cultura) desde hace mucho tiempo”.

“Así como nosotros valoramos nuestro patrimonio monumental, histórico, que es tan importante para el desarrollo cultural, también la conservación del teatro debería constituir un espacio más que se respete, se valore y se cuide. En ese sentido, creo el Estado, desde hace tiempo, viene desentendiéndose y desatendiendo la necesidad de poner en valor este espacio tan importante que resume la historia del teatro en Trujillo”, opina. (fuente: laindustria.pe)