El proceso educativo de niños y niñas
debe ser integral. No es suficiente buscar la adquisición de conocimientos,
sino también generar un desarrollo sano a nivel cognitivo, social y emocional.
Este último punto es vital pues un adecuado desarrollo emocional influye en la
capacidad de atención, la memoria y en el razonamiento lógico de un niño o
niña.
Jessica
Susano, especialista de Ediciones COREFO, explica que las emociones -que
incluyen sentirse enojado, molesto, ridiculizado, orgulloso, triste, entre otras-
influyen en el aprendizaje y pueden ayudar al estudiante a mejorar su
aprendizaje o dificultarlo.
Por
eso, la especialista recomienda a padres de familia y docentes tener en cuenta
estos conceptos y recomendaciones.
- Promueve la educación emocional. Es un proceso educativo continuo y
permanente, en el que cada estudiante, desde su propia individualidad,
aprende a enfrentar los retos y dificultades que se le presenten.
“Nuestros estudiantes no son todos iguales: hay inquietos, soñadores,
pensativos y muchos más. Más allá de los conocimientos o las
calificaciones, tenemos que pensar que las aulas son diversas y debemos
brindar espacio y atención a cada uno, pensado en la pluralidad”,
recomienda Susano.
- Emociones
con propósito. Los
padres de familia y docentes pueden enseñar a los estudiantes a conocer
sus emociones y canalizarlas de manera sana. Es importante que padres y
maestros reconozcan lo que el niño o niña siente, sobre todo en una época
tan complicada como la actual. ¿Cómo se siente frente a los nuevos retos
de la educación y la pandemia? El objetivo final es que se convierta en
una persona que maneje sus emociones y se vuelva responsable de sus actos.
Esto llevará a tomar mejores decisiones frente a situaciones difíciles en
la vida.
- La
importancia de la autoestima. Nuestras
motivaciones y emociones afectan a la forma en la que interpretamos una
situación. Además, la percepción de las situaciones que vivimos varía de
acuerdo a cómo las afrontemos. Así, por ejemplo, cuando un niño o niña no
se atreve a participar en clase por miedo al ridículo, es probable que
termine el día con dudas. En cambio, un niño con mayor confianza en sí
mismo y una autoestima fuerte expresará sus consultas con claridad y así
estará mejor preparado a nivel académico.
- Herramientas
de autorregulación emocional. Saber
controlar las emociones es un proceso de autoconocimiento, control,
autogestión, inteligencia interpersonal y habilidades sociales. Todas estas
herramientas permitirán al niño o niña reconocer el clima de una situación y
tener los recursos que necesita para tomar las mejores decisiones, dependiendo
si se trata de resolver un conflicto, tomar partido por una postura o encarar
un problema. El estudiante necesita saber cómo hacerlo sin caer en el miedo o
la desesperación. El desarrollo de habilidades sociales también le permitirá
tener más empatía hacia otras personas y comprender por lo que están pasando y
brindar su apoyo cuando sea necesario.
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