¿Sufre de presión alta o es diabético?, tenga cuidado porque es un firme candidato a padecer insuficiencia renal crónica si se descuida. Pero si bien estas enfermedades son condicionantes para acelerar el deterioro de los riñones, también hay otras causas para contraer esta enfermedad que no contempla, sexo, edad ni condición social.

Lo malo de las enfermedades renales es que no presentan síntomas, son silentes y se manifiestan cuando están avanzadas.

La insuficiencia renal crónica es un deterioro progresivo de la capacidad de filtrado de la sangre por parte del riñón. Como consecuencia de ello, se produce una acumulación de sustancias nitrogenadas en la sangre, especialmente urea y sus derivados, y una elevación de la creatinina plasmática, que es lo que se detecta en los análisis de sangre.

Las personas que padecen insuficiencia renal, necesitan introducir una serie de cambios en su dieta que les permita mantener un buen estado nutricional y, al mismo tiempo, evitar en lo posible la acumulación de sustancias tóxicas que el riñón no es capaz de eliminar.


Es necesario prevenir y tratar todas aquellas afecciones que puedan provocar el daño renal para evitar o retrasar la aparición de una insuficiencia renal crónica. El control de la hipertensión arterial, con la medicación adecuada y unos hábitos de vida sanos (dieta equilibrada y sin sal, ejercicio físico regular y abstención de fumar) es fundamental, tanto para prevenir el desarrollo de patologías renales, como para evitar la progresión del daño renal cuando ya se ha instaurado la enfermedad.

Los diabéticos también deben vigilar sus niveles de azúcar en sangre y su presión arterial, porque la diabetes es la principal causa de fallo renal crónico.

Las personas que padezcan hipertensión arterial o diabetes, o cualquier enfermedad sistémica que pueda perjudicar a los riñones, deben seguir controles médicos periódicos de estas patologías y, además, evaluar regularmente su función renal.

No se deben emplear medicamentos sin consultar previamente con el médico, porque podrían dañar al riñón.

Para mantener en buen estado la salud de los riñones es importante seguir una dieta equilibrada, beber diariamente entre 1,5 y 2 litros de agua, reducir al mínimo el consumo de alcohol, y realizar ejercicio físico con regularidad.