● En el tercer trimestre del 2022, las regiones de Tacna, Amazonas, Piura, Ica, Huancavelica, Ayacucho, Puno y Apurímac han presentado un crecimiento económico negativo y otras cuyo bajo crecimiento, lo que podría conducirlas a experimentar una recesión en sus economías.
● La recuperación del buen desempeño económico de estas regiones podría ser aún más complicada, teniendo en cuenta que, en el cuarto trimestre del 2022, la economía nacional registró un menor crecimiento frente a los tres anteriores, comentó García.
Los bloqueos de carreteras y paralizaciones de algunas actividades económicas en varias zonas del país han tenido un impacto en el crecimiento de la economía en el último trimestre del año y a inicios de este año. Según el INEI, la economía peruana creció 1.7% en el cuarto trimestre del 2022, un valor muy menor al registrado en los tres primeros trimestres.
Ese limitado crecimiento de la economía podría complicar el desempeño económico de algunas regiones del país que ya presentaban niveles de crecimientos negativos en el tercer trimestre del 2022. Entre estas regiones están Puno (-0.6%), Apurímac (-0.4%), Cusco (0.6%) y Madre de Dios (1%), las cuales podrían caer en una recesión.
“Esto se explica principalmente por la mayor incidencia de interrupciones a las actividades económicas, las cuales generaron un mayor desabastecimiento en mercados de distintas ciudades del país y la paralización de sectores como turismo, comercio, agroexportador y minero”, comenta César García, investigador de la Red de Estudios para Desarrollo (REDES).
Cuando una economía se encuentra en recesión quiere decir que hay una caída de las actividades económicas durante un corto o mediano periodo. “Resulta importante conocer la diferencia entre recesión y crisis. Una crisis económica desata consecuencias en la productividad, el poder adquisitivo, así como la estabilidad en las inversiones y los mercados financieros. En cambio, cuando se habla acerca de una recesión, este escenario económico es transitorio”, explica García.
El experto sostiene que las consecuencias de una recesión económica se vinculan a una menor inversión privada explicada principalmente por la poca estabilidad política en el país. Entre sus consecuencias hay menos puestos de empleo y una reducción de ingresos en las familias, lo que puede complicar la lucha contra la pobreza en la población peruana.
“Al respecto, Macroconsult ha estimado que entre un 26% y 27% de peruanos se encontraban viviendo en condiciones de pobreza en 2022 debido principalmente a la alta inflación que redujo la capacidad adquisitiva de las familias. Con lo cual, el camino para recuperar los niveles de pobreza previos a la pandemia aún demandan mayores esfuerzos de parte del Estado”, afirma García de REDES.
Respecto a la economía nacional, hay ciertas entidades que proyectan diversas cifras de crecimiento. El Ministerio de Economía y Finanzas proyecta un crecimiento de 3%, el Banco Central de Reserva del Perú 2.9%, BBVA Research 2.5%, el Banco Mundial 2.6%, Scotiabank 2.4% y el Fondo Monetario Internacional 2.3%.
“A pesar de estas diferencias, lo que tienen en común es que son insuficientes para reducir los niveles de pobreza que enfrenta el país. A su vez, si la incertidumbre política y la convulsión continúan, esto podría impactar negativamente a la inversión privada. Tengamos en cuenta que según el INEI, la inversión privada en 2022 cayó 0.3%. Este desempeño es peor al que estimaba el Banco Central de Reserva y complica el crecimiento de nuestra economía”, sostiene García.
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