Al declarar Huésped Ilustre de nuestra región y otorgar la Medalla de La Libertad a Shirin Ebadi, Premio Nobel de la Paz 2003, el gobernador regional Luis Valdez Farías demandó el esfuerzo de todos “para generar una sociedad más justa y construir un mundo mejor para las nuevas generaciones”.
En concurrida ceremonia efectuada en la Casa de Gobierno, la autoridad destacó al entregar la máxima distinción oficial que otorga el GRLL, los méritos y logros obtenidos por Shirin Ebadi en su vida personal y profesional, así como sus valiosos aportes para preservar la paz mundial y esfuerzos significativos y visionarios a favor de la democracia y los derechos humanos.
“Que eso sirva como ejemplo para todos y reflexiones y preguntémonos ¿Qué hemos hecho hasta ahora por el bien de nuestro prójimo, por el bien de nuestra sociedad, de nuestro planeta? Porque todo lo que hagamos hoy las nuevas generaciones nos van a agradecer en el futuro”, dijo Valdez Farías.
Seguidamente exhortó a los presentes, autoridades e invitados en general “a trabajar unidos para dejar un mundo mejor, un mundo de paz donde haya oportunidades para todos, porque todos merecemos ser felices y eso se hace trabajando, con buenos cimientos con honradez, democracia y justicia”.
Agradeció luego a Shirin Ebadi por venir desde tan lejos y compartir sus experiencias y esa lucha constante por lograr la igualdad, para que vivamos en democracia.
Se trata de una mujer que le ha dedicado atención especial a la lucha por los derechos de las mujeres y de los niños, con sensatez profesional y valentía, sin prestar atención jamás a las amenazas a su propia seguridad, lo que le valió ese justo y merecido Premio Nobel de la Paz en el año en el 2003, añadió.
Ebadi, que nació en Huamadán, Irán, el 21 de junio de 1947, es una abogada iraní defensora de los derechos humanos y la democracia. Fue la primera iraní y la primera mujer musulmana en recibir el Premio Nobel de la Paz el 10 de octubre de 2003.
Ebadí es co-fundadora de dos organizaciones no gubernamentales: la Asociación de Defensa de los Derechos de la Infancia en 1995, de la que fue principal responsable durante cinco años, y el Centro de Defensores de los Derechos Humanos, establecido en 2001 con el fin de proporcionar "defensa legal gratuita a los perseguidos por motivos de conciencia y políticos" y "apoyo a las familias de presos políticos y de conciencia”.
El 10 de octubre de 2003, el Comité Noruego del Nobel otorgó a Shirín Ebadí el Premio Nobel de la Paz en razón de "sus esfuerzos por la democracia y los derechos humanos", reconociendo su atención particular a la "lucha por los derechos de mujeres y niños". El Comité reconocía su "sensatez profesional" y su "valentía", afirmando que Ebadí "no ha prestado atención jamás a las amenazas a su propia seguridad".
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