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Los cultivos con mayor intención
de siembra respecto a las últimas cinco campañas agrícolas son el zapallo, ají,
tomate y paprika.
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La cifra representa un aumento de
áreas sembradas en 20 regiones destacando Ucayali, Ancash, Moquegua y Tacna.
La campaña agrícola 2024-2025, que comenzó en agosto y culminará en
julio del siguiente año, promete ser significativa para el sector. En este
contexto, la Red de Estudios para el Desarrollo (REDES) ha identificado que
serían sembradas 2.1 millones de hectáreas, lo que representa un incremento del
4.3% en comparación con las últimas cinco campañas, según la Encuesta Nacional
de Intenciones de Siembra (ENIS), la cual recopila información para facilitar
la planificación agrícola y prever caídas de precios.
“Este aumento en la intención
de siembra responde a diversos factores, como la variación de los precios de
los cultivos, la mayor demanda y expansión de nuevas áreas agrícolas así como
mejores condiciones climáticas. Estos factores incentivan a los agricultores a
incrementar la producción, asegurando una oferta estable de alimentos y
contribuyendo a la seguridad alimentaria”, explicó
Dittmer Quispe, economista de REDES.
De las 24 regiones, 20 aumentarán sus áreas sembradas, destacando
Ucayali (+29.5%), Ancash (+25.1%), Moquegua (+23.5%) y Tumbes (+23%) como las
que presentan los mayores incrementos en su intención de siembra para la
campaña 2024/2025. Por otro lado, las únicas 4 regiones que tienen una menor
intención de siembra son Amazonas (-5.7%), Puno (-4.1%), Junín (-3.9%) y
Apurímac (-0.8%).
“Los motivos para una mayor o
menor intención de siembra varían según la región de acuerdo con los retos
externos que tengan. Por un lado, cuando hay una alta demanda de determinados
cultivos, es un incentivo importante para la siembra de los agricultores y para
aprovechar potenciales ingresos. Pero si la demanda es baja, los precios son
bajos y para evitar pérdidas, se reduce la intención de siembra”, indicó el especialista.
Entre los cultivos con
mayor intención de siembra respecto de las últimas cinco campañas agrícolas
están el zapallo (51.9%), ají (50.9%) tomate (34.1%) y paprika (29.2%). En
contraste, los cultivos con menor intención de siembra son algodón (-12.5%),
quinua (-5.2%), zanahoria (-3.9%) y maíz amiláceo (-0.2%).
Escenarios de riesgo
Según el Ministerio de Desarrollo Agrario y Riego (Midagri), la
disminución se atribuye a precios desfavorables, menor demanda en el mercado,
aumento de plagas y enfermedades, así como a la presencia de heladas,
granizadas y ausencia de lluvias.
“Un riesgo climático elevado,
como sequías o heladas, disminuye los rendimientos agrícolas y reduce
significativamente los ingresos de los agricultores. Esta situación no solo
compromete la productividad de los cultivos, sino que también deja a los agricultores
altamente vulnerables a pérdidas financieras que pueden impactar en su economía
familiar”, indicó Quispe.
De hecho, con las cifras actuales de intención de siembra, se pueden
anticipar y mitigar riesgos agrícolas.
Por ejemplo, en el escenario de heladas y friajes 2025-2027, se estima
que 3.6 millones de hectáreas están en alto riesgo, afectando a más de un
millón de productores, especialmente en Puno, Ayacucho y Huánuco, según el
Centro Nacional de Prevención de Desastres. Entonces, Quispe explica que es
importante que se puedan implementar estrategias preventivas para reducir el
impacto de estos eventos futuros adversos.
Retos para la
agricultura
Según el Centro de Investigaciones Económicas y Sociales (CIES), la
disponibilidad y acceso a sistemas de riego tienen el potencial de aumentar la
productividad en las unidades agrícolas hasta un 17%. Sin embargo, apenas un
35% de los productores a nivel nacional cuenta con acceso a dicho sistema.
Según el especialista, este desequilibrio en el acceso muestra la necesidad de
políticas e inversiones que promuevan la modernización del riego para mejorar
la eficiencia y sostenibilidad del sector agrícola.
Asimismo, destaca la disponibilidad de recursos financieros para los
agricultores como un factor determinante para potenciar su productividad. Según
el Midagri, sólo el 4.7% de los agricultores en Perú tienen acceso a
financiamiento, lo que afecta negativamente la capacidad para comprar semillas
y fertilizantes, contratar mano de obra, e invertir en tecnología.
“Es urgente implementar políticas
que promuevan la modernización y amplíen el acceso a recursos financieros para
mejorar la productividad y sostenibilidad del sector agrícola. Ello incluye la
inversión en tecnología e infraestructura eficiente, así como la capacitación
para los agricultores del país. De esta manera, continuaremos viendo una
expansión de este sector tan importante para la economía peruana”, concluyó
el especialista de REDES.
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