La ineficiencia del Estado peruano en la gestión
turística y la falta de medidas para su preservación podrían hacer que la
famosa ciudadela Inca pierda su título como una de las Nuevas Siete Maravillas
del Mundo, alertó New7Wonders.
Machu Picchu enfrenta una grave amenaza de perder su
estatus como una de las Nuevas Siete Maravillas del Mundo, según la fundación
New7Wonders. La organización alertó el último 15 de septiembre sobre la falta
de un manejo sostenible, el turismo descontrolado y las irregularidades en la
venta de boletos, factores que amenazan la preservación del sitio histórico.
La posible revocación del reconocimiento, otorgado en
2007, representaría un duro golpe para Perú, en especial para la región de
Cusco, cuya economía depende en gran parte de los millones de visitantes que
atrae cada año el principal destino turístico del país. Y la inacción
gubernamental podría agravar la situación. Urgen acciones inmediatas para
salvar el patrimonio.
Un legado de
negligencia en la gestión turística
Las autoridades peruanas, desde el Ministerio de Cultura
hasta los gobiernos regionales, han fallado en implementar un plan integral que
regule el turismo creciente en Machu Picchu. La venta de boletos, pieza central
del acceso, se ha convertido en un símbolo del desorden: primero estuvo en
manos de la Dirección Desconcentrada de Cultura del Cusco, luego pasó a la
empresa privada Joinnus —que no pudo administrar la venta porque su operación
generó un rechazo social por supuestas irregularidades en el proceso de
adjudicación— y poco después volvió al Estado con la plataforma TuBoleto.pe.
Cada transición trajo consigo fallas técnicas, colas interminables y reventa de
boletos, generando un mercado negro que mina la credibilidad del sistema.
El problema no se limita a la tecnología: la falta de
coordinación estatal permite que en los picos de temporada ingresen hasta 5.600
visitantes diarios, muy por encima de lo recomendado por la UNESCO. Según el
organismo mundial, esto erosiona senderos, compacta suelos y desgasta las
estructuras incas. Expertos como la exministra Mara Seminario califican la
situación de “vergonzosa” y advierten que, sin correctivos, Machu Picchu podría
terminar en la lista de patrimonios en peligro. Por su parte, la fundación
New7Wonders ha enfatizado que “los principales tomadores de decisiones” deben
actuar rápidamente, pero la respuesta del Gobierno ha sido tibia —hasta
incrédula—, centrada en negar el cierre del sitio en lugar de abordar la raíz
del problema.
Transporte en
Machu Picchu, un gran cuello de botella
Durante las últimas tres décadas, el traslado en bus
desde Machu Picchu Pueblo hasta la ciudadela estuvo a cargo de Consettur, una
empresa cuestionada por supuestas tarifas altas, accidentes y servicio
insuficiente. Su concesión venció el 4 de septiembre de 2025, y el Estado tuvo
la oportunidad para replantear el sistema; sin embargo, hubo la misma
improvisación que lo caracteriza.
En lugar de una transición ordenada, el cambio se produjo
con vacíos legales y conflictos sociales. Consettur suspendió sus operaciones,
dejando a turistas sin transporte y obligando a muchos a subir a pie la
empinada carretera. La Municipalidad de Urubamba firmó un contrato temporal con
la empresa Inversión San Antonio de Torontoy para operar 18 buses, pero las
unidades aún no funcionan a plena capacidad debido a trabas logísticas y
bloqueos de comunidades que exigen mayor participación en el negocio.
El resultado es un servicio intermitente: días con buses
bajo resguardo policial, jornadas con bloqueos violentos y momentos en que la
única opción es caminar. Los turistas que planifican con meses de anticipación
y pagan boletos caros encuentran un panorama caótico en el tramo final de su
viaje. Fotos de viajeros cargando mochilas bajo la lluvia o denunciando
cancelaciones en redes sociales circulan con rapidez, amplificando la imagen de
un país incapaz de garantizar lo mínimo: un transporte seguro y confiable hacia
su principal atractivo.
Expertos y
gremio del sector turístico exigen acción del Gobierno
Ante esta crisis, organizaciones internacionales
monitorean de cerca, y expertos sugieren alternativas como visitas virtuales o
rutas menos conocidas para aliviar la presión, pero sin liderazgo gubernamental
firme, estas ideas quedan en el aire.
Asimismo, el gremio del sector turístico pide al Gobierno
las siguientes acciones: declarar al santuario un «activo crítico nacional»
para salvaguardar su infraestructura estratégica y garantizar su operación
ininterrumpida, instalar una mesa técnica interinstitucional para restablecer
el orden, asegurar un proceso transparente de licitación de la ruta Hiram
Bingham, y crear una Autoridad Autónoma Nacional para gestionar de manera
técnica Machu Picchu.
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