Muchas veces se hace muy difícil desarraigar los hábitos alimenticios asumidos durante los primeros años de la infancia, produciéndose problemas de obesidad, exceso de colesterol y otros males que podrían evitarse si se mantuviera una correcta nutrición que nos permita una mejor calidad de vida, asegura la ingeniera en Industrias Alimentarias, Ana Cecilia Ferradas Horna.

En este sentido, dijo que los jóvenes necesitaban consumir cinco comidas al día, una a media mañana y otra a media tarde, además del desayuno, almuerzo y cena, y en cada una de ellas incluir alimentos protectores, reguladores y energéticos que les permita afrontar sus actividades físicas e intelectuales en óptimas condiciones.

Los alimentos protectores son aquellos que nos permiten formar y proteger nuestros tejidos, y reparar los daños producidos por una cortadura, un golpe, etc. Son los que contienen proteínas, como los huevos, leche, yogur, productos lácteos, pescado, carnes, entre otros.

Los alimentos reguladores son ricos en vitaminas y minerales, se encuentran en las frutas (papaya, naranja, piña, plátano) y verduras (alcachofa, lechuga, zanahoria) y regulan el buen funcionamiento del organismo y previenen las enfermedades.

Los alimentos energéticos son los que proveen la energía para realizar las actividades físicas, como caminar, correr, hacer deportes, contienen carbohidratos y grasas buenas que se encuentra en el pan, arroz, aceite de oliva, avena. Además, una dieta balanceada debe ir acompañada de ejercicio físico y abundante consumo de agua como elementos de una buena salud.